martes, 24 de diciembre de 2013

“UNA PALABRA PUEDE CAMBIAR EL DESTINO DE TU VIDA”

Mientras transitaba en autobús de la ruta de transporte público a mi destino, un hombre quien se identifico no ser de mi localidad dijo unas palabras en voz alta y clara, que me dejaron pensativo y quise traer estas líneas, el cual muchas de las veces pasamos desapercibido, el poder de las palabras, él profirió diciendo “UNA PALABRA PUEDE CAMBIAR EL DESTINO DE TU VIDA”, eso me dejo un tanto pensativo. Y a la luz de la Escritura es verdad. El sabio Salomón escribió: “Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna (Proverbios 15.23).

Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios (Proverbios 18:20).

Hablamos mucho, y con bastante frecuencia no atendemos lo que estamos diciendo, y mucho menos pensamos seriamente en el efecto de nuestras palabras. Es bueno tomarse el tiempo necesario para pensar en el tipo de cosas que normalmente hablamos.

Muchas veces, al hablar y no nos damos cuenta que traen consecuencias, he allí la diferencia, si son positivas o negativas, nunca a medias tintas, de Bendición o de Maldición, como dice el profeta mayor Isaías: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié (Isaías 55:10-11)”.

Las palabras pueden envenenar,
las palabras pueden sanar.
Las palabras comienzan y libran guerras,
pero las palabras establecen la paz.
Las palabras llevan a los hombres
a las cumbres del bien
Y las palabras pueden hacer caer a los
hombres a las profundidades del mal.
-Marguerite Schumann-

A menudo, herimos con nuestras palabras, muchas veces es mejor callar ente una situación o conversación un tanto no agradable, para no ofender a nuestro prójimo. En el trabajo, en la familia, en la vida de pareja, con los amigos, suele pasar que hablamos y soltamos palabras como dardos que hacen daño marcando todo lo que toque o penetre.

Nuestras palabras tiene el poder de llevarnos a otro nivel dentro del entorno donde estemos, queremos bien, hablemos del bien, queremos una vida desdichada, solo habla de lo mal que te va; no es de dar lastima y victimizar, pero sí de entender que muchas de las circunstancias en las que estamos, si nos ponemos a pensar son a causa de nuestras palabras y decisiones.  

La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu (Proverbio 15:4). La Biblia indica que Dios ha dado a sus hijos una nueva naturaleza, y se nos muestra como renovar nuestra mente y nuestra conducta diariamente. Hablar positivamente, no entrar en chismes, ni destruir a una persona por el simple hecho de caer mal sin conocerle, hacer juicios prematuros, sin saber los contextos, eso hace un mundo de diferencia.

Joyce Meyer en su libro “Cambia tus Palabras, Cambia Tu Vida” dice: “Nunca subestimes el poder de tus palabras y tus obras. Con algunas palabras amables puedes cambiar la vida de una persona. Para mejor o para peor. Dios nos pone a todos en las vidas de los demás para impactarnos unos a otros en cierta manera”.

Y acto interesante de discernir es el que hizo Samuel al ungir a David siendo el menor de los hijos de Isaí y que con tan solo una palabra de Dios le cambio la vida a este joven pastor de Ovejas, así debe ser todo en nuestras vidas guiados por la mano de Dios.  



Francisco Perozo

DEBO RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO

CVCLAVOZ - Es común escuchar “debo recuperar el tiempo perdido” en boca de alguien que parece  haberlo desperdiciado.  Con un esfuerzo que va mas allá de lo normal, buscan hacer aquello que no han hecho con anterioridad. A pesar que parece motivador escuchar éstas palabras, realizar algo que no hiciste ayer puede producir cierta preocupación o estrés del que Dios quiere librarnos.
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:15-16
En la Biblia, jamás se habla de “recuperar el tiempo perdido”, sino de “aprovechar” bien el tiempo. La palabra “diligencia” significa “hacer algo que nos fue ordenado teniendo cuidado y eficacia en la tarea” Es decir, Dios quiere que seamos sabios con nuestro tiempo, que lo aprovechemos y hagamos con mucho esmero y cuidado lo que El nos manda hacer cada día.
Entonces Moisés les dijo: “No guarden nada para el día siguiente”. Sin embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la mañana siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y apestaba, y Moisés se enojó mucho con ellos. Después de este incidente, cada familia recogía el alimento cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los copos que no se habían recogido se derretían y desaparecían. Éxodo 16:19-21
El pueblo de Israel, padecía hambre en el desierto, entonces Dios decidió enviarles un pan muy especial que caía del cielo, al cual llamaron “Maná”. Para recibir ésta bendición, debían obedecer y levantarse cada mañana para tomar solo lo que comerían en ese día. Es decir no podían guardar para el día siguiente porque de lo contrario lo que era una bendición (el maná)  se convertiría en algo que hiede y cría gusanos.
Del mismo modo, Dios nos da diferentes órdenes para cada día y en obedecerlas se encuentra nuestra bendición.  Sin embargo, podemos perderla a causa de nuestra desobediencia o simplemente por desperdiciar el tiempo. Lo que debemos entender es que el tiempo perdido no se recupera más. Hay una bendición de Dios para cada día si somos capaces de obedecerle en amor.
Hoy decide aprovechar bien tu tiempo, levántate temprano, ponte de rodillas para hablar con él, comienza a leer la biblia y entérate de lo que Él quiere decirte hoy, para que al mismo tiempo seas bendecido. ¡No pienses en el tiempo perdido!, ya no se puede recuperar, hoy enfócate en no desperdiciar más ni un solo minuto de la vida que Dios te ha regalado.


Shirley Chambi

viernes, 29 de noviembre de 2013

EL HIJO PRÓDIGO

La parábola del hijo pródigo, o el hijo perdido, es una de las parábolas más conocida de Jesús. La puedes encontrar en el evangelio de Lucas 15:11-32.
La parábola del hijo pródigo dice así:
Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos vino a su padre y le dijo que quería su herencia para disfrutar antes de que su padre muriera. El padre estuvo de acuerdo y dividió sus riquezas entre los dos hijos. El hijo menor tomo su mitad y se fue de la casa. Pronto gasto todos sus bienes en una vida desenfrenada. Se vio sin nada así que el joven buscó trabajo cuidando cerdos en un campo. Tenía tanta hambre que deseo comer de la comida que les daban a los cerdos. Fue en ese punto, uno bastante bajo para el, que pensó: "En la casa de mi padre, aun los sirvientes tienen que comer. ¡Aquí estoy yo sucio y envuelto con los cerdos!" En ese instante decidió regresar a su casa con la esperanza de que su padre no lo negara y lo aceptara por lo menos como un sirviente.
Cuando el joven estaba cerca de su casa, su padre lo vio de lejos y corrió hacia él y lo abrazo. Avergonzado, el hijo dijo "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Perdóname. No merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre, tan contento de que su hijo regreso, mando a que sus siervos vistieran a su hijo con la mejor ropa, las mejores joyas y le tiraran un gran banquete. Cuando el hijo mayor escucho los ruidos de la fiesta, fue a donde su padre y se quejo. Le dijo "Padre, yo he sido fiel a ti, nunca te he fallado y en cambio nunca me has dado ni un cabrito para yo festejar con mis amigos." El padre, simpatizando con su hijo mayor y al mismo tiempo con el corazón lleno de gozo por el menor, dijo: "Hijo, todo lo mio es tuyo pero hoy celebramos porque tu hermano estaba muerto pero hoy vive, estaba perdido pero ya lo hemos encontrado."
¿Porque usó Jesús esta parábola?
El primer verso del capitulo 15 de Lucas, donde encontramos esta parábola y otras mas cortas pero con el mismo mensaje, dice que pecadores notorios iban con frecuencia a escuchar a Jesús. Los fariseos veían eso y acusaban a Jesús de asociarse con gente que tenían fama de ser malos. Jesús no respondió a sus críticos con sarcasmo, ni entro en discusión con ellos. Simplemente Jesús usó esta parábola para ilustrar el amor de Dios hacia el pecador y el gozo que siente cuando regresamos a él.
Lecciones de esta parábola
Algunos de nosotros somos como el hijo menor: Cuando el hijo menor pidió su herencia al padre era una forma de decirle al padre que no respetaba su autoridad y que lo preferiría muerto para así gozar de la vida a su manera. Dios nos ofrece una vida abundante en el, pero rechazamos su oferta y su amor para vivir de acuerdo a nuestras propias reglas.
A veces la vida que llevamos tiene todo que ver con los intereses propios y nada que ver con el plan de Dios para nosotros. Nos hundimos tanto en pecado que no estamos consientes del daño que nos estamos haciendo. Algunos tienen que caer al punto mas bajo para chocar con la realidad, tal como cuando el hijo menor se encontró en medio de los cerdos.
Otros somos como el hijo mayor: Aun siendo fieles a Dios y a nuestras iglesias, muchos creyentes cometemos la falta de juzgar a personas que consideramos malas o personas bajas. A veces cerramos las puertas de la iglesia a ciertas personas porque no queremos asociarnos con ellas. Debemos de admitir que a veces nuestra actitud hacia el pobre, el marginado, el pecador, etc., es contraria a la actitud de Dios hacia ellos. Miramos a otros y los criticamos por su pasado. El hijo mayor hiso esto con su hermano. El cristiano debe de estar siempre alegre cuando una persona, sea quien sea y tenga el pasado que tenga, regrese a los pies de Jesús.
La actitud de Dios hacia el pecador: Jesús dijo esta parábola después de haber compartido las parábolas de la oveja perdida y de la moneda perdida. En cada historia Jesús nos da a entender que Dios es quien nos busca a nosotros. Cuando nos perdemos, es Dios quien hace todo lo posible para encontrarnos. Eso, en fin, es el cristianismo. Cuando regresamos a él, dice Lucas 15:10, que hasta los ángeles se gozan con gran jubilo.

Nunca entenderemos el gran amor de Dios hacia nosotros. De acuerdo a esta parábola, Jesús nos dice que siempre habrá un lugar en el corazón de Dios para los que deciden regresar a él y ser perdonados de sus pecados.




sábado, 9 de noviembre de 2013

CUANDO MENOSPRECIAN TU POTENCIAL

El rey David enfrentó una gran oposición. Todo el mundo le dijo que no tenía potencial, pero él fue capaz de superarlo todo

Cuando pensamos en David, enseguida nos viene a la mente las limitaciones. He aquí un hombre que logró grandes éxitos y lo hizo hasta lo más alto. Era un gran guerrero y el más extraordinario de los reyes. Sin embargo, hubo muchos que nunca vieron su potencial. En su juventud, no tenía la apariencia de un guerrero ni de un rey. Era el menor de su familia y como un muchacho no recibía el apoyo de los que le rodeaban. Las extraordinarias batallas de David en sus primeros años no fueron contra el oso ni el león que mataba mientras protegía las ovejas de su padre. Sus mayores obstáculos se los crearon las personas que trataron de ponerle limitaciones. Mira cómo otros vieron y consideraron a David:

Isaí pensó que no tenía el potencial de rey 

¿Eres uno de los que sienten el dolor de tener un padre que no cree en ti? David conoció ese dolor. El padre de David, Isaí, se entusiasmó mucho cuando supo que el profeta Samuel venía a ungir a uno de sus hijos para ser el próximo rey de Israel. Debió haber hablado con su esposa por horas, considerando las buenas cualidades que poseía cada uno de sus hijos. Ellos probablemente no durmieron esa noche por estar pensando en esto. ¿A quién escogería Dios?, se preguntaban.

Cuando Samuel llegó a la casa de Isaí para ungir a uno de los muchachos, Isaí puso en fila los que según él tenían potencial para ser rey. Estaban todos los hijos... excepto David. Incluso, Isaí ni se molestó en llamar a David que estaba en el campo. Y al principio, el profeta pensaba igual que Isaí. Juzgó a los hijos basándose en quién tenía el aspecto de rey. Sin embargo, Dios tenía otra cosa en mente. Las Escrituras señalan:

"Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab [el hijo mayor de Isaí] y pensó: Sin duda que este es el ungido del Señor. Pero el Señor le dijo a Samuel: No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón" (1 Samuel 16:6-7).

Isaí hizo desfilar siete hijos ante Samuel, pero Dios no escogió a ninguno de ellos. Dios quería a David, el único con corazón. ¿No es confortante saber que Dios nos valora por lo que somos en verdad, aun si nuestra familia no lo hace?

Los hermanos de David pensaban que no tenía el potencial de guerrero David experimentó un rechazo similar de sus hermanos. Cuando Israel fue a la guerra contra los filisteos, tres hermanos de David se convirtieron en soldados del ejército israelita. David se quedó en casa para cuidar los rebaños de su padre. Y cuando Isaí envió a David al campo de batalla para que les llevara alimentos a sus hermanos y les trajera noticias de ellos a su regreso, sus hermanos lo despreciaron, sobre todo cuando David mostró interés en pelear con Goliat cuando todos los soldados lo temían. La Biblia dice que su hermano Eliab se puso furioso y dijo: "¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!".(1 Samuel 17:28). Sus hermanos vieron en él nada más que un muchacho vagabundo, pero era en realidad un hombre con una misión.

El rey Saúl pensó que no tenía el potencial de campeón.

Cuando el rey Saúl escuchó que había alguien en el campamento que estaba deseando pelear con Goliat, lo mandó a buscar. Sin duda, esperaba a un curtido veterano que se enfrentara al guerrero filisteo de casi tres metros de altura. Quien entró fue nada más que un muchacho pastor, diciendo:

"¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él".

La respuesta de Saúl revela su escepticismo: "¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! — replicó Saúl—. No eres más que un muchacho, mientras que él ha sido un guerrero toda la vida" (1 Samuel 17:32-33). Saúl pensó que David no tenía madera de campeón, que no estaba apto para esa tarea. Para compensar los defectos que percibía el rey en David, Saúl trató de ponerle a David su armadura real. (Por qué no, ¡Saúl no la usaba para nada!) Aunque, por supuesto, la armadura de un hombre alto y maduro guerrero como Saúl no le servía a un muchacho como David y se la tuvo que quitar. David no le permitió a Saúl que lo detuviera por sus pocas expectativas ni por su voluminosa armadura. Se enfrentó a Goliat tal y como era.
Goliat pensó que no tenía el potencial de oponente.

La afrenta final para David vino cuando Goliat lo vio avanzando para encontrarse con él en la batalla. El inmenso filisteo le echó un vistazo al muchacho y reaccionó negativamente. Las Escrituras dicen:
“[El filisteo] le dijo: ¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos? Y maldiciendo a David en nombre de sus dioses, añadió: ¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo!" (1 Samuel 17:43-44).

Goliat despreció a David e incluso creyó que el muchacho no era digno de un entierro adecuado y, con esas palabras, lo atacó. Uno puede con facilidad determinar el calibre de una persona a través de la cantidad de oposición que le hacen para desalentarla. David enfrentó una gran oposición. Todo el mundo le dijo a David que no tenía potencial, pero él fue capaz de:
  • superar a su familia (limitaciones de relaciones)
  • superar a los «reyes Saúl» (limitaciones de liderazgo)
  • superar a los «Goliat» (limitaciones de habilidades)


Se quitó de encima todas las limitaciones que otros le pusieron y mató a Goliat. Y cuando lo hizo, des- pojó al ejército de Israel de sus barreras y derrotaron al ejército filisteo. ¡Su victoria personal se tornó en victoria para toda la nación!

Palabras de ánimo de David

Mientras damos la vuelta a la pista, pienso en lo joven que era David y cómo a pesar de que él, un hombre conforme al corazón de Dios que se convirtió en un gran rey, empezó de la nada, pero con esperanza y potencial. Rápidamente reaccioné ante esos pensamientos por el deseo de David de darnos las palabras finales de ánimo:

Las limitaciones no restringen a menos que lo permitamos. Mi padre, mis hermanos y mi líder pensaron que no tenía el potencial. Sin embargo, en realidad, tenía el potencial más maravilloso de todos; tenía el potencial de Dios. A pesar de las reacciones negativas de otros, con la ayuda de Dios fui capaz de avanzar en mi juventud. Nunca olvidé el día en que Samuel me ungió. A partir de ese día el Espíritu del Señor vino sobre mí en poder. Y me di cuenta de que Dios me fortaleció para que me levantara por encima de las limitaciones que la vida y otros trataban de ponerme. Mis amigos, ¡él también puede hacerlo por ustedes!.

No traten de ser otra persona cuando los demás les impongan limitaciones. Cuando Saúl se percató que iba a luchar contra Goliat, trató de ponerme su armadura. Quería que enfrentara el problema como él lo haría. Me probé la armadura porque me intimidó, pero como es natural no me servía. En ese momento me di cuenta de que Dios no quería sustituir a Saúl; ¡me quería a mí! Dios nunca nos pedirá cuenta por dones que no tenemos ni responsabilidades que no nos ha dado. ¡Quiere que uno sea uno mismo!

Cuando superen sus limitaciones, pueden ayudar a que otros hagan lo mismo. El día que enfrenté a Goliat, solo pensé en derrotarlo. Nunca me imaginé que mi victoria se convertiría en el triunfo de Israel. En el momento que cayó Goliat, se levantó el ejército de Israel. Su temor e intimidación se sustituyeron con valor y agresividad. Ese día aprendí mi extraordinaria lección de liderazgo: La gente sigue el ejemplo de su líder. En el momento que cumplí más de lo que nadie pensó que era posible... ¡también lo hizo mi pueblo!.

Oración de David por nosotros. Señor:

Ayuda a mis amigos a verse como tú los ves, no como otros lo hacen, con su atención fija en lo que pueden cumplir contigo y no en lo que no pueden realizar sin ti, y que se levanten por encima de las limitaciones que algunos les han puesto, de modo que puedan ayudar a otros a superar sus limitaciones. Amén.

Mientras David terminaba de orar, me preguntaba:

¿Habrá alguien que pueda darme más valor y fortaleza que las nueve personas que han dedicado su tiempo para correr una vuelta conmigo? Sin duda, ¡corrí con lo mejor de lo mejor y los escuché! Le doy las gracias a David por su oración y él nos dice una última cosa antes de irse:  "Sé que la última persona que correrá con ustedes les animará porque él, más que ninguna otra en mi vida, lo hizo conmigo". Esa persona, por supuesto, ¡es Jonatán!.

Por John Maxwell








martes, 22 de octubre de 2013

¿Esta bien salir a parrandear?

A veces confundimos los términos, ¿Verdad? Disfrutar la vida no significa vivir parrandeando. Por lo menos no en el sentido que tu lo pensaste.
Cuando pensamos en parrandear pensamos en salir de copas, o pensamos en un insano descontrol. Trasnoches, alcohol, música que no edifica en ningún sentido, y mujeres u hombres demasiado cerca unos de los otros.
No estas completamente equivocado. La vida es para v
¿Que dice la biblia de salir? Necesitamos que en este manual grandisimo nos diga exactamente que hacer. ¿Al salir puedo tomar una o dos copas? ¿O no puedo tomar nada? ¿Que situaciones puedo evitar? O ¿Hasta donde puedo llegar?
ivirla y para disfrutarla. ‘”Esta vida es una sola” Es una frase que escuche demasiadas veces (“You only live once”-Tu solo vives una vez, es la traducción de la frase popular).  Y es cierto, solo vivimos una vez, ESTA VIDA. Tenemos una vida que viene por delante que es mucho mas importante que esta. La vida eterna. Que solo se “consigue”a través de Cristo.
Cuando buscamos versículos que nos digan exactamente lo que podemos hacer y lo que no, lamentablemente no los encontramos.
Es que la biblia no te dice en  un escrito de 3 pasos como actuar en todas las situaciones. Usa tu propio criterio. El confía en ti.
Lo que si encontramos en la biblia es lo siguiente:  ”Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”
En 1 Corintios 10:23.  (Luego en el mismo capitulo nos da algunas otras claves para poder vivir una mejor calidad de vida.)
Entonces si estabas esperando que te haga una lista de las cosas que NO puedes hacer, lo siento, no hare eso.  
Lo que si te diré es que debes darte cuenta que cosas ayudan a el propósito en tu vida, que cosas tienen sentido que hagas dentro de lo que edifica a Dios. Y con esto no digo que te pases todo el día cantando coros y leyendo la biblia, porque sabemos que eso no es cierto. Se que debes ir a trabajar, ir a mirar un partido de deportes, relajarte mirando la televisión, etc. Pero en todo lo que hagas pregúntate, si es provechoso para tu vida. Pregunta como lo ve Cristo. Y por ultimo pregúntate que consecuencias buenas y malas va a traerte. Recuerda ”Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”

Productora Audio Visual y de Contenido


miércoles, 16 de octubre de 2013

EL PUEBLO DE DIOS DEBE SER COMO LA HORMIGA.

En nuestra vida buscamos ejemplos de grandes hombres y mujeres, grandes cosas de la vida, pero aquellas pequeñas cosas simplemente pasan desapercibidas. Tal es el caso de las hormigas, son insectos sociales y viven en grandes y complejas colonias compuestas por muchos individuos: uno o más reproductores (reina y macho), obreras soldados, nodrizas, y los estados juveniles (huevos, larvas y pupas). Los adultos reproductores (reina y macho) de muchas especies de hormigas son alados (dos pares de alas). Viendo e investigando un poco sobre esta especie, nos dan grandes lecciones.
Estas pequeñas criaturas, nos muestra unas de las más grandes lecciones, de hecho el rey Salomón  la menciona en Proverbios. Ya que él se fijó en todo lo que se puede aprender de estas. Proverbios 6:6-11. Proverbios 30:25.

En cuanto al trabajo:

1- Cuando vemos a las hormigas, podemos ver que no existe un insecto más trabajador que ellas, ni siquiera las abejas.
2- Podemos notar que ninguna hormiga nace cansada, no hay hormigas flojas ni hormigas que les guste  descansar.
3- Nunca están en huelga, solamente saben hacer una cosa, TRABAJAR!!
4- No están pendiente del ocio (chisme).
5- Son diligentes en todo.
6- Debemos de siempre estar trabajando durante el verano de nuestra vida, y tener mucho cuidado de no encontrarnos diciendo lo que encontramos en Jeremías 8:20, Juan 9:4. Lucas 13:24-28.
7- Cada oportunidad perdida será lamentada. Mateo 25:1-12.

Las Hormiga son sabias:

El rey Salomón nos hace ver que la hormiga es sabia, nosotros de igual forma debemos de obsérvalas y aprender a ser sabios. Proverbios 30:24, 6:6. Dios desea que seamos sabios:
     1- Debemos ser sabios para el bien, Romanos 16:19
     2- Debemos andar como sabios, Efesios 5:15 
     3- Debemos andar sabiamente con los de afuera, Colosences 4:5

Las hormigas no tienen jefes:

Las hormigas no tienen jefes que las manden a hacer su trabajo, Proverbios 6:7. No necesita que las obliguen por la fuerza a trabajar, le basta su instinto para desempeñar el trabajo que le corresponde dentro de su hormiguero. CON INICIATIVA Y CREATIVIDAD.

Las hormigas cooperan entre si y son generosas, no son egoístas:

1- Las hormigas trabajan juntas para llevar al hormiguero pedazos grandes de comida para las que las demás coman.
2-  Se ayudan mutuamente. Cuando una hormiga no puede acarrear un pedazo grande, otras le ayudan a llevarlo. Eclesiastés 4:9.
3- El cristiano se le exhorta a ayudar.
     a)  Llevar la carga, Gálatas 6:2.
     b)  Los que somos fuertes debemos de ayudar a los más débiles, Romanos 15:1.
      c)  Debemos estimularnos al amor y a las buenas obras, Hebreos 10:24.

Cada hormiga tiene su trabajo y todas trabajan por el bien de todas:

Algunas hacen túneles, otras amontonan tierra o cargan materiales de construcción como arena, madera y fibra  para la colonia. Otras hormigas cargan los alimentos.

Al cristiano Dios le ha dado responsabilidades que tiene que cumplir. Efesios 4:11-16.

1-  Todos tenemos que trabajar juntamente para la edificación del cuerpo, Efesios 4:16
2-  El cuerpo no es un solo miembro sino muchos, I Corintios 12:14-29
3-  No hay división en el cuerpo, I Corintios 12:25
4- El trabajo de equipo es muy importante en la organización, empresa o agrupación para un fin común, respetando personalidades, liderazgos naturales o delegados.

“Si solo nos dedicáramos a edificar a otros, formaríamos parte del equipo de construcción de Dios…” (Nell T. Anderson –Texto: Victoria sobre la Oscuridad-).

Las hormigas no se afanan, por instinto hacen todo lo que tienen que hacer día tras día:

1- Preparan su comida en el verano, para no estar afanadas en el invierno, Proverbios 6:8
2- En vano sería afanarnos, Salmos 39:6
2- No debemos afanarnos por adquirir riquezas, Proverbios 23:4
3- El afanarnos ahoga la palabra sembrada, Lucas 8:14

Aprendamos de las hormigas, aunque son muy pequeñas, son muy trabajadoras. Las hormigas no tienen jefes, son sabias, cooperan entre sí, no son egoístas, no están pendiente de hacer el mal al otro, no están en contienda o chismes, nunca están en huelga, solamente saben  hacer una cosa TRABAJAR.

Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. (Proverbios 6:6-8).


Las hormigas, pueblo no fuerte, Y en el verano preparan su comida (Proverbios 30:25). 


Por Francisco Perozo

viernes, 11 de octubre de 2013

LA PAZ PERFECTA

Había una vez un rey que ofreció un 
gran premio a aquel artista que pudiera 
en una pintura dibujar la paz perfecta. 
Muchos artistas lo intentaron y presentaron 
sus obras en el palacio del rey. 
El gran día había llegado.

El rey observó y admiró todas las pinturas, 
pero solo hubo dos que a él realmente le 
gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. 
Este lago era un espejo perfecto donde 
se reflejaban unas plácidas montañas 
que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba 
un cielo muy azul con tenues nubes blancas.

Todos quienes miraron esta pintura pensaron 
que esta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenia montañas 
pero estas eran escabrosas y descubiertas. 
Sobre ellas había un cielo furioso del cual 
caía un impetuoso aguacero con rayos y 
truenos. Montaña abajo parecía retumbar 
un espumoso torrente de agua. Todo esto 
no se revelaba para nada pacifico.

Pero cuando el rey observó cuidadosamente, 
miró tras la cascada un delicado arbusto 
creciendo en una grieta de la roca. En este 
arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio 
del rugir de la violenta caída de agua, estaba 
sentado plácidamente un pajarito en el medio 
de su nido …

Paz perfecta … el pueblo entero se preguntaba 
que cuadro elegiría el rey?

El sabio rey escogió la segunda, y explicó a la 
gente el por que…

“Porque,” explicaba el rey, “Paz no significa 
estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, 
sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a 
pesar de estar en medio de estas cosas 
permanezcamos calmados dentro de nuestro 
corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”

Jesús nos dice que Él es nuestra paz. Nosotros, 
mientras hagamos las cosas a conciencia y 
pidiendo perdón, reparando el daño (si fuera necesario), 
él nos promete que nos deja su paz en el corazón 
no importando las circunstancias que nos rodean.

“La paz les dejo; mi paz les doy. 
Yo no se la doy a ustedes como la da 
el mundo. No se angustien ni se 

acobarden.” Juan 14:27

DIOS SIEMPRE HACE LAS COSAS BIEN

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando pasa un largo tiempo.

Aprendamos a confiar en el carácter de Dios sin vacilar. Abraham comenzó a enseñarnos acerca de Dios y su fidelidad. Explicó que: Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando pasa un largo tiempo
Cuando pasa mucho tiempo entre lo que Dios promete y su cumplimiento, a menudo actuamos como los niños pequeños que no pueden esperar por la Navidad. No nos gusta esperar y tememos que nos hayan olvidado.

Es simple ver por qué Abraham (cuyo nombre era Abram antes de que Dios se lo cambiara) se transformara en un impaciente. Cuando Dios lo envió a Ur de los caldeos, le prometió que le daría en posesión la tierra de Canaán, que tendría muchos descendientes y que de estos haría una gran nación. El cumplimiento de esa promesa le traería un gozo enorme. Sin embargo, después de diez años, Dios seguía sin mandarle su promesa.

Echemos un vistazo a lo que soportó Abraham en esa década:
- Dejó su familia y país.
- Dios prometió que lo iba a bendecir a él y sus descendientes.
- Vivió durante una hambruna.
- Temió a faraón y le mintió.
- Experimentó conflictos familiares: Lot y él se separaron.
- Cuando secuestraron a Lot, persiguió a los secuestradores y luchó para rescatarlo.
- Todavía no tenía hijo.
- Después de diez años y muchas pruebas, Abraham deseaba saber si seguía en pie el trato. 

Las Escrituras declaran:

Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa » [....] Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo: Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo (Génesis 15:1,5-6).

Incluso después de esta declaración de Dios, Abraham seguía sin saber que Dios estaba actuando. En un momento de duda, él y Sara trataron de hacer las cosas a su manera al tener un hijo a través de la esclava de Sara. Sin embargo, los caminos de Dios, y su sentido del tiempo, no son como los nuestros. Aun cuando nos parezca mucho tiempo, Dios siempre hace lo que es bueno y cumple lo que ofrece. Abraham desea recordarnos esto.

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo que dice parece absurdo.

Cuando Dios le dijo a Abraham y Sara: «Dentro de un año volveré a verte [...] y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo». Sara se rió y dijo: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» (Génesis 18:10,12). Aunque enseguida negó que se hubiera reído, había un buen motivo para hacerlo: ¡Tenía ochenta y nueve años de edad! ¡Se pueden imaginar que le iba a gustar explicarles esto a los amigos! ¿Y por qué Dios esperó tanto tiempo para cumplir la promesa?

La respuesta es que Dios deseaba la confianza absoluta de Abraham. Y esta viene solamente a través de las pruebas. Dios cumplió su promesa. El siguiente año Sara dio a luz a Isaac, aunque parecía imposible. Nuestra mente no puede concebir las cosas que Dios es capaz de hacer. Las palabras de Dios a Abraham resumen mejor su habilidad: «¿Acaso hay algo imposible para el Señor?» (Génesis 18:14).

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo cuestionamos.

«¿Han cuestionado alguna vez a Dios? —nos pregunta Abraham—. ¿Se han preguntado en algún momento acerca de su carácter?» Antes de que pudiéramos contestar, continuó: «Yo sí lo he hecho. Cuando el Señor me dijo que iba a destruir la ciudad de Sodoma, donde vivía mi sobrino, Lot, me preocupé. ¡Cómo iba a hacer una cosa semejante! —me pregunté». Abraham pasó a describir cómo habló con Dios concerniente a Sodoma. Atrevidamente le preguntó a Dios: «¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado?» (Génesis 18:23). Entonces comenzó a negociar, pidiéndole a Dios que tuviera piedad de la ciudad por causa de cincuenta justos, luego cuarenta y cinco, después cuarenta, treinta, veinte, y así hasta llegar a diez. Solo que no lo dejaría ir.

Sin embargo, Dios es justo así como bueno. Honró la petición de Abraham; salvó a los pocos justos que vivían en Sodoma y destruyó a la depravada ciudad. Al final, Abraham proveyó la respuesta a su propia pregunta cuando observó: «Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia?» (Génesis 18:25). Dios es un juez justo. Del mismo modo que preservó al inocente en Sodoma, nos cuidará a ti y a mí.

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando no comprendemos.

La tremenda prueba de la confianza de Abraham vino cuando Dios le pidió que sacrificara a su amado hijo, Isaac. ¿Por qué Dios quería que Abraham matara a su hijo de la promesa? Esto no tenía sentido; parecía que iba en contra de la promesa de Dios que haría de los descendientes de Abraham una gran nación.

En ese entonces Abraham no cuestionaba ni dudaba. Simplemente se levantó temprano a la mañana siguiente para hacer lo que se le había pedido. Después de muchos años de hacer preguntas, negociaciones y de rebelarse a la dirección de Dios, Abraham finalmente procuró ser obediente. Había aprendido el secreto de caminar con Dios: Confiar y obedecer. Dios había sido fiel a cada promesa que había hecho y Abraham confiaba en su carácter. Al fin comprendió que nosotros no deberíamos tratar de entender a Dios hasta que le obedezcamos primero.