martes, 22 de octubre de 2013

¿Esta bien salir a parrandear?

A veces confundimos los términos, ¿Verdad? Disfrutar la vida no significa vivir parrandeando. Por lo menos no en el sentido que tu lo pensaste.
Cuando pensamos en parrandear pensamos en salir de copas, o pensamos en un insano descontrol. Trasnoches, alcohol, música que no edifica en ningún sentido, y mujeres u hombres demasiado cerca unos de los otros.
No estas completamente equivocado. La vida es para v
¿Que dice la biblia de salir? Necesitamos que en este manual grandisimo nos diga exactamente que hacer. ¿Al salir puedo tomar una o dos copas? ¿O no puedo tomar nada? ¿Que situaciones puedo evitar? O ¿Hasta donde puedo llegar?
ivirla y para disfrutarla. ‘”Esta vida es una sola” Es una frase que escuche demasiadas veces (“You only live once”-Tu solo vives una vez, es la traducción de la frase popular).  Y es cierto, solo vivimos una vez, ESTA VIDA. Tenemos una vida que viene por delante que es mucho mas importante que esta. La vida eterna. Que solo se “consigue”a través de Cristo.
Cuando buscamos versículos que nos digan exactamente lo que podemos hacer y lo que no, lamentablemente no los encontramos.
Es que la biblia no te dice en  un escrito de 3 pasos como actuar en todas las situaciones. Usa tu propio criterio. El confía en ti.
Lo que si encontramos en la biblia es lo siguiente:  ”Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”
En 1 Corintios 10:23.  (Luego en el mismo capitulo nos da algunas otras claves para poder vivir una mejor calidad de vida.)
Entonces si estabas esperando que te haga una lista de las cosas que NO puedes hacer, lo siento, no hare eso.  
Lo que si te diré es que debes darte cuenta que cosas ayudan a el propósito en tu vida, que cosas tienen sentido que hagas dentro de lo que edifica a Dios. Y con esto no digo que te pases todo el día cantando coros y leyendo la biblia, porque sabemos que eso no es cierto. Se que debes ir a trabajar, ir a mirar un partido de deportes, relajarte mirando la televisión, etc. Pero en todo lo que hagas pregúntate, si es provechoso para tu vida. Pregunta como lo ve Cristo. Y por ultimo pregúntate que consecuencias buenas y malas va a traerte. Recuerda ”Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”

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miércoles, 16 de octubre de 2013

EL PUEBLO DE DIOS DEBE SER COMO LA HORMIGA.

En nuestra vida buscamos ejemplos de grandes hombres y mujeres, grandes cosas de la vida, pero aquellas pequeñas cosas simplemente pasan desapercibidas. Tal es el caso de las hormigas, son insectos sociales y viven en grandes y complejas colonias compuestas por muchos individuos: uno o más reproductores (reina y macho), obreras soldados, nodrizas, y los estados juveniles (huevos, larvas y pupas). Los adultos reproductores (reina y macho) de muchas especies de hormigas son alados (dos pares de alas). Viendo e investigando un poco sobre esta especie, nos dan grandes lecciones.
Estas pequeñas criaturas, nos muestra unas de las más grandes lecciones, de hecho el rey Salomón  la menciona en Proverbios. Ya que él se fijó en todo lo que se puede aprender de estas. Proverbios 6:6-11. Proverbios 30:25.

En cuanto al trabajo:

1- Cuando vemos a las hormigas, podemos ver que no existe un insecto más trabajador que ellas, ni siquiera las abejas.
2- Podemos notar que ninguna hormiga nace cansada, no hay hormigas flojas ni hormigas que les guste  descansar.
3- Nunca están en huelga, solamente saben hacer una cosa, TRABAJAR!!
4- No están pendiente del ocio (chisme).
5- Son diligentes en todo.
6- Debemos de siempre estar trabajando durante el verano de nuestra vida, y tener mucho cuidado de no encontrarnos diciendo lo que encontramos en Jeremías 8:20, Juan 9:4. Lucas 13:24-28.
7- Cada oportunidad perdida será lamentada. Mateo 25:1-12.

Las Hormiga son sabias:

El rey Salomón nos hace ver que la hormiga es sabia, nosotros de igual forma debemos de obsérvalas y aprender a ser sabios. Proverbios 30:24, 6:6. Dios desea que seamos sabios:
     1- Debemos ser sabios para el bien, Romanos 16:19
     2- Debemos andar como sabios, Efesios 5:15 
     3- Debemos andar sabiamente con los de afuera, Colosences 4:5

Las hormigas no tienen jefes:

Las hormigas no tienen jefes que las manden a hacer su trabajo, Proverbios 6:7. No necesita que las obliguen por la fuerza a trabajar, le basta su instinto para desempeñar el trabajo que le corresponde dentro de su hormiguero. CON INICIATIVA Y CREATIVIDAD.

Las hormigas cooperan entre si y son generosas, no son egoístas:

1- Las hormigas trabajan juntas para llevar al hormiguero pedazos grandes de comida para las que las demás coman.
2-  Se ayudan mutuamente. Cuando una hormiga no puede acarrear un pedazo grande, otras le ayudan a llevarlo. Eclesiastés 4:9.
3- El cristiano se le exhorta a ayudar.
     a)  Llevar la carga, Gálatas 6:2.
     b)  Los que somos fuertes debemos de ayudar a los más débiles, Romanos 15:1.
      c)  Debemos estimularnos al amor y a las buenas obras, Hebreos 10:24.

Cada hormiga tiene su trabajo y todas trabajan por el bien de todas:

Algunas hacen túneles, otras amontonan tierra o cargan materiales de construcción como arena, madera y fibra  para la colonia. Otras hormigas cargan los alimentos.

Al cristiano Dios le ha dado responsabilidades que tiene que cumplir. Efesios 4:11-16.

1-  Todos tenemos que trabajar juntamente para la edificación del cuerpo, Efesios 4:16
2-  El cuerpo no es un solo miembro sino muchos, I Corintios 12:14-29
3-  No hay división en el cuerpo, I Corintios 12:25
4- El trabajo de equipo es muy importante en la organización, empresa o agrupación para un fin común, respetando personalidades, liderazgos naturales o delegados.

“Si solo nos dedicáramos a edificar a otros, formaríamos parte del equipo de construcción de Dios…” (Nell T. Anderson –Texto: Victoria sobre la Oscuridad-).

Las hormigas no se afanan, por instinto hacen todo lo que tienen que hacer día tras día:

1- Preparan su comida en el verano, para no estar afanadas en el invierno, Proverbios 6:8
2- En vano sería afanarnos, Salmos 39:6
2- No debemos afanarnos por adquirir riquezas, Proverbios 23:4
3- El afanarnos ahoga la palabra sembrada, Lucas 8:14

Aprendamos de las hormigas, aunque son muy pequeñas, son muy trabajadoras. Las hormigas no tienen jefes, son sabias, cooperan entre sí, no son egoístas, no están pendiente de hacer el mal al otro, no están en contienda o chismes, nunca están en huelga, solamente saben  hacer una cosa TRABAJAR.

Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. (Proverbios 6:6-8).


Las hormigas, pueblo no fuerte, Y en el verano preparan su comida (Proverbios 30:25). 


Por Francisco Perozo

viernes, 11 de octubre de 2013

LA PAZ PERFECTA

Había una vez un rey que ofreció un 
gran premio a aquel artista que pudiera 
en una pintura dibujar la paz perfecta. 
Muchos artistas lo intentaron y presentaron 
sus obras en el palacio del rey. 
El gran día había llegado.

El rey observó y admiró todas las pinturas, 
pero solo hubo dos que a él realmente le 
gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. 
Este lago era un espejo perfecto donde 
se reflejaban unas plácidas montañas 
que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba 
un cielo muy azul con tenues nubes blancas.

Todos quienes miraron esta pintura pensaron 
que esta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenia montañas 
pero estas eran escabrosas y descubiertas. 
Sobre ellas había un cielo furioso del cual 
caía un impetuoso aguacero con rayos y 
truenos. Montaña abajo parecía retumbar 
un espumoso torrente de agua. Todo esto 
no se revelaba para nada pacifico.

Pero cuando el rey observó cuidadosamente, 
miró tras la cascada un delicado arbusto 
creciendo en una grieta de la roca. En este 
arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio 
del rugir de la violenta caída de agua, estaba 
sentado plácidamente un pajarito en el medio 
de su nido …

Paz perfecta … el pueblo entero se preguntaba 
que cuadro elegiría el rey?

El sabio rey escogió la segunda, y explicó a la 
gente el por que…

“Porque,” explicaba el rey, “Paz no significa 
estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, 
sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a 
pesar de estar en medio de estas cosas 
permanezcamos calmados dentro de nuestro 
corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”

Jesús nos dice que Él es nuestra paz. Nosotros, 
mientras hagamos las cosas a conciencia y 
pidiendo perdón, reparando el daño (si fuera necesario), 
él nos promete que nos deja su paz en el corazón 
no importando las circunstancias que nos rodean.

“La paz les dejo; mi paz les doy. 
Yo no se la doy a ustedes como la da 
el mundo. No se angustien ni se 

acobarden.” Juan 14:27

DIOS SIEMPRE HACE LAS COSAS BIEN

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando pasa un largo tiempo.

Aprendamos a confiar en el carácter de Dios sin vacilar. Abraham comenzó a enseñarnos acerca de Dios y su fidelidad. Explicó que: Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando pasa un largo tiempo
Cuando pasa mucho tiempo entre lo que Dios promete y su cumplimiento, a menudo actuamos como los niños pequeños que no pueden esperar por la Navidad. No nos gusta esperar y tememos que nos hayan olvidado.

Es simple ver por qué Abraham (cuyo nombre era Abram antes de que Dios se lo cambiara) se transformara en un impaciente. Cuando Dios lo envió a Ur de los caldeos, le prometió que le daría en posesión la tierra de Canaán, que tendría muchos descendientes y que de estos haría una gran nación. El cumplimiento de esa promesa le traería un gozo enorme. Sin embargo, después de diez años, Dios seguía sin mandarle su promesa.

Echemos un vistazo a lo que soportó Abraham en esa década:
- Dejó su familia y país.
- Dios prometió que lo iba a bendecir a él y sus descendientes.
- Vivió durante una hambruna.
- Temió a faraón y le mintió.
- Experimentó conflictos familiares: Lot y él se separaron.
- Cuando secuestraron a Lot, persiguió a los secuestradores y luchó para rescatarlo.
- Todavía no tenía hijo.
- Después de diez años y muchas pruebas, Abraham deseaba saber si seguía en pie el trato. 

Las Escrituras declaran:

Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa » [....] Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo: Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo (Génesis 15:1,5-6).

Incluso después de esta declaración de Dios, Abraham seguía sin saber que Dios estaba actuando. En un momento de duda, él y Sara trataron de hacer las cosas a su manera al tener un hijo a través de la esclava de Sara. Sin embargo, los caminos de Dios, y su sentido del tiempo, no son como los nuestros. Aun cuando nos parezca mucho tiempo, Dios siempre hace lo que es bueno y cumple lo que ofrece. Abraham desea recordarnos esto.

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo que dice parece absurdo.

Cuando Dios le dijo a Abraham y Sara: «Dentro de un año volveré a verte [...] y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo». Sara se rió y dijo: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» (Génesis 18:10,12). Aunque enseguida negó que se hubiera reído, había un buen motivo para hacerlo: ¡Tenía ochenta y nueve años de edad! ¡Se pueden imaginar que le iba a gustar explicarles esto a los amigos! ¿Y por qué Dios esperó tanto tiempo para cumplir la promesa?

La respuesta es que Dios deseaba la confianza absoluta de Abraham. Y esta viene solamente a través de las pruebas. Dios cumplió su promesa. El siguiente año Sara dio a luz a Isaac, aunque parecía imposible. Nuestra mente no puede concebir las cosas que Dios es capaz de hacer. Las palabras de Dios a Abraham resumen mejor su habilidad: «¿Acaso hay algo imposible para el Señor?» (Génesis 18:14).

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando lo cuestionamos.

«¿Han cuestionado alguna vez a Dios? —nos pregunta Abraham—. ¿Se han preguntado en algún momento acerca de su carácter?» Antes de que pudiéramos contestar, continuó: «Yo sí lo he hecho. Cuando el Señor me dijo que iba a destruir la ciudad de Sodoma, donde vivía mi sobrino, Lot, me preocupé. ¡Cómo iba a hacer una cosa semejante! —me pregunté». Abraham pasó a describir cómo habló con Dios concerniente a Sodoma. Atrevidamente le preguntó a Dios: «¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado?» (Génesis 18:23). Entonces comenzó a negociar, pidiéndole a Dios que tuviera piedad de la ciudad por causa de cincuenta justos, luego cuarenta y cinco, después cuarenta, treinta, veinte, y así hasta llegar a diez. Solo que no lo dejaría ir.

Sin embargo, Dios es justo así como bueno. Honró la petición de Abraham; salvó a los pocos justos que vivían en Sodoma y destruyó a la depravada ciudad. Al final, Abraham proveyó la respuesta a su propia pregunta cuando observó: «Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia?» (Génesis 18:25). Dios es un juez justo. Del mismo modo que preservó al inocente en Sodoma, nos cuidará a ti y a mí.

Dios siempre hace bien las cosas, incluso cuando no comprendemos.

La tremenda prueba de la confianza de Abraham vino cuando Dios le pidió que sacrificara a su amado hijo, Isaac. ¿Por qué Dios quería que Abraham matara a su hijo de la promesa? Esto no tenía sentido; parecía que iba en contra de la promesa de Dios que haría de los descendientes de Abraham una gran nación.

En ese entonces Abraham no cuestionaba ni dudaba. Simplemente se levantó temprano a la mañana siguiente para hacer lo que se le había pedido. Después de muchos años de hacer preguntas, negociaciones y de rebelarse a la dirección de Dios, Abraham finalmente procuró ser obediente. Había aprendido el secreto de caminar con Dios: Confiar y obedecer. Dios había sido fiel a cada promesa que había hecho y Abraham confiaba en su carácter. Al fin comprendió que nosotros no deberíamos tratar de entender a Dios hasta que le obedezcamos primero.






UN GOBIERNO SABIO

En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto. Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz. Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey. El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, más el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre. Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar (1 Reyes 3:16-28).

Vemos que el rey Salomón en esta tarea de administrar justicia aplicó sentido común y sabiduría para solventar una situación un tanto difícil, para una persona ante una situación.

Y en la actualidad vemos como en algunos lugares falta la dirección sabia (Proverbio 1:7) (2 Crónicas 7:14), y se cometen errores y no se corrigen por orgullos y egos personales, que muchas veces esa falta de identidad conlleva al perjuicio de una Colectividad; la complacencia y la falta de principios morales en nuestras sociedad actual, arrastra una quimera feros que debilita la credibilidad de quien está en eminencia o en funciones públicas. La eficiencia en la administración pública, debe combatir la impunidad de los delitos que hace un daño incuantificable en la Administración Pública; no tanto por las pérdidas materiales sino por la pérdida de los resortes éticos y morales. Es fácil entenderlo si repasamos las lecciones que nos dejó Bolívar: “La impunidad de los delitos hacen que éstos se cometan con más frecuencia: al fin llega el caso que el castigo no basta para reprimirlos”. Dice la Biblia en 1 Timoteo 6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.